Aprender
es un proceso que dura toda la vida. Cualquier persona con metas y proyectos
definidos comprende el aspecto imperativo de la experiencia de aprendizaje. Más
bien, podría describirse como el conjunto de experiencias a través de las
cuales nos formamos en los diferentes aspectos de nuestra persona. Si una
persona cree en el éxito y desea alcanzarlo, el camino se define al desarrollar
relaciones, capacitación, actitud y liderazgo.
Algunos
datos aportaron mucho crecimiento en mí al leer Liderazgo 101 de John Maxwell:
la capacidad de influenciar a otros que poseemos como personas, la concepción
equivocada de que un buen administrador es un buen líder, y el carácter
comunica respeto. Hay otros aspectos, de todas formas estos llamaron mucho mi
atención.
He
dirigido una empresa por los últimos veinte años. Podría parecer sencillo, a
primera vista, pero ha sido un largo
camino con muchos obstáculos y victorias. Hoy en día, reconozco que soy una
mujer privilegiada. Nuestra empresa – Dent-Oral – se inicia con el objetivo de
ofrecer servicios dentales a sus pacientes. Sin plan, sin más meta que el
servicio, con sólo mucha voluntad y deseos de ver algunos sueños realizados.
Nace después de una experiencia que cataliza ideas que hasta el momento
dormían. El proyecto se inicia y continúa su desarrollo a través de los años
alcanzando una meta tras otra de acuerdo íbamos evolucionando.
Si
lo pudiese describir en detalle, probablemente me tomaría muchas más páginas
que las que dedicaré a este ensayo. En resumidas cuentas, la energía que me
mueve ni yo misma sabía que existía hasta un momento clave en mi historia como
persona y que afectó por ende otros aspectos de mi vida de forma drástica.
Para
finales de los 90’s, ya graduada de odontología y con un postgrado en
endodoncia, regreso a Republica Dominicana después de una muy fructífera
experiencia en Tel Aviv University en Israel. Esta oportunidad la puso en mis
manos mi padre, presidente de un Club Rotario y a través de cuya fundación recibí
una beca completa para cursar estudios de postgrado. Muchos conocimientos frescos,
mucha energía y entusiasmo, eran mi orgullo. Había muchos planes y de inmediato
me puse manos a la obra. Mis labores y mis estudios posteriores me llevaron
desde una práctica privada hasta participar durante años como gremialista en la
Asociación Odontológica Dominicana. En el ínterin, participé en la fundación de
un nuevo Club Rotario en Santiago donde continué aprendiendo acerca de
organizaciones exitosas y prósperas que apoyan a las comunidades a alcanzar
desarrollo. EL proceso ha sido gradual y provechoso. Aprender se hizo hambre.
Descubrí que mientras más puertas abría, más había y que esos conocimientos
llevados a la práctica beneficiaban a muchos más además de mí.
Un
camino hermoso se ha tejido; he sido bendecida con el privilegio de haber
participado en movimientos y empresas que han tocado la vida de muchas
personas. Cuando John Maxwell se refiere a la capacidad de influencia que
tenemos, estas experiencias aparecieron como lluvia en mi mente. Cuántas
personas me han influenciado y de las cuales he aprendido! Cuántas tantas he
influenciado con mis acciones! Quizás había pasado por alto la gran influencia
que ejerce mi forma de ser y actuar en otras personas. Ahora se me ha hecho
evidente y recrea sentimientos de felicidad, gratitud, responsabilidad….
Identifico en mí esta cualidad de líder. Antes más bien, me identificaba como
una luchadora ferviente, perseverante, y responsable. Ha sido agradable
identificar esta cualidad en mí como persona.
Dentro
de las personas que forman parte del personal de Dent-Oral, hay algunas que han
estado conmigo de los inicios. En alguna ocasión, una que otra se dirigió a mí
para decirme que no trabajaban conmigo por dinero, sino porque yo las
inspiraba, las conocía, las apoyaba…. Más de una vez lloré de emoción porque me
sorprendían sus palabras o las expresiones de cariño que tenían conmigo o
incluso con mis hijos. Hace dos años murió mi esposo de repente a causa de un
aneurisma. Todo el equipo hizo duelo conmigo; acompañándome en mi muy peculiar
manera de guardar luto: al otro día temprano como de costumbre, ahí estaba yo
trabajando con ánimo y entusiasmo porque mis pacientes lo merecen y ellas
también. Sin excepción, cada miembro del equipo ofreció su apoyo y ayuda para
que yo fuera a descansar unos días. Estas experiencias nos hacen crecer, son
invaluables. Nos brindamos apoyo unos a otros como cual familia.
En
un ambiente de fraternidad y armonía, se desarrolla Dent-Oral donde somos y
existimos por nuestros pacientes y nosotros mismos como equipo. Esta atmósfera
provoca alto rendimiento y efectividad. Se ha logrado mucho en conjunto. Cada cual es
líder en su área, cada quien es responsable de su sección de producción y
servicios, cada persona se identifica con el empresa como parte de su vida,
todos ponen su mejor esfuerzo para corregir y hacer crecer. A pesar de que
hayamos encontrado en el camino algunas personas que no hayan unido sus
esfuerzos a los nuestros, hemos flanqueado exitosamente las dificultades o en
algunos casos las despedidas inevitables.
Aquellos
miembros del equipo que han perdurado trabajan para alcanzar las metas
establecidas. Cada proceso, cada procedimiento y cada detalle son tomados en
cuenta como importantes y esenciales. Esta actitud genera la motivación
necesaria para ser altamente efectivos. En esto puedo visualizar la Ley del
Tope mencionada por el autor de este libro; no como un líder del grupo
solamente sino como que cada quien es líder en sí mismo a favor de todos para
alcanzar mayor efectividad como equipo donde se ve superada la ley del
rendimiento decreciente – el líder unido al esfuerzo de todos produce mayor
rendimiento.
Todo
este trabajo se ha ido desarrollando con el tiempo. Han sido años de trabajo, estudio y esfuerzo
de una meta en otra y la persecución de nuevas metas más. El camino es continuo
– como sostiene la Ley del Proceso; la perseverancia es esencial. Me identifico
en la misma sintonía de John Maxwell en Liderazgo 101. Un líder se hace, se
construye, se forma, se educa, desarrolla su potencial….Comienza por liderarse
a sí mismo mediante la autodisciplina, el orden y el enfoque efectivo de las
prioridades. Un líder aprende de los errores y obstáculos, comparte sus
experiencias con sabiduría, se mueve por pasión y su motivación primera es el
servicio a favor de los demás. Por éstas y tantas otras razones, un líder se ve
acompañado por seguidores que como equipo comparten una visión con entusiasmo.
Un líder guía al éxito por el sendero organizado al ir alcanzando metas
graduales que marcan el sendero hacia un objetivo ulterior. Ha desarrollado un vínculo
basado en la confianza y la comunicación, de carácter fuerte inspira respeto.
Sus habilidades van más allá que las de un administrador, quien aunque exitoso
podría no ser líder como tal.
Un
líder es seguido por voluntad, en libertad y confianza; sus seguidores obvian
los cargos e imposiciones cuando se trata de identificar y seguir a su líder.
La influencia que el líder ejerce en los demás, se corresponde con una
característica esencial de su persona como tal. Es admirado como persona, por sus
aportes, por el apoyo ofrecido, por ser quien es y aquello que representa.
Si
ha de existir una fórmula a seguir para mantener el liderazgo efectivo, el
líder ha de reconocer y aceptar el compromiso que implica su rol; mientras más
alto nivel alcance, más capacidad para dirigir, mayores los cambios efectivos y
el crecimiento alcanzado. Además, nunca debe olvidar que cada nivel de
liderazgo se sostiene en el nivel anterior y su guía para que cada persona
alcance más alto niveles es imperativa; manteniendo aquellos que influencian el
grupo consigo. El reconocimiento es muchas veces todo lo que necesitamos como
premio.
“ Toda persona es un líder; no todos serán grandes líderes,
pero todos podemos ser mejores líderes”.
Un abrazo,
Glenda
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